Entre nubes de plata
Alumnado de 2º de Grado Medio
“Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural
”
Para quienes nos interesamos por las buenas prácticas agrícolas, el cielo, es ese “ente” hacia el que dirigimos continuamente la vista con la esperanza de una buena cosecha o, por el contrario, con el temor a la catástrofe. Y es que, el cielo no es siempre azul, sino que el aumento paulatino en densidad de las nubes provoca que el color blanco, de éstas, se convierta en negro al no permitir que la luz las atraviese. Color, que de forma natural, tornará blanco conforme la masa húmeda saturada descargue en forma de lluvia, nieve o granizo gracias a la ayuda de la gravedad. Desde los años cuarenta, el ser humano controla este fenómeno meteorológico, aunque, los beneficios de estas prácticas no siempre se reparten de manera equitativa, y peor si cabe, la información al respecto es escasa y no llega de forma fluida.
La técnica a la que nos referimos es “la siembra de nubes”. Una práctica habitual y por ello, normalizada en el mundo agrario. Consiste en distribuir principalmente yoduro de plata (AgI) sobre los núcleos de la tormenta. Se puede llevar a cabo principalmente por dos métodos; el primero usando quemadores o cohetes que evaporan el yoduro y lo dirigen hacia las nubes, y el segundo, utilizando avionetas que distribuyen el producto desde la altura. Incluso, su utilización está regulada por el art. 3 del texto refundido de la Ley de aguas R.D. 1/2001, 20 de julio y el R.D. 849/1986, del 11 de abril.
Según expert@s en la materia, el AgI rompe el equilibrio interno de la nube al entrar en contacto con las gotas de agua, provocando que éstas se congelen formando embriones de granizo de pequeño tamaño, y debido a ello, son menos dañinos para las cosechas.
En Aragón, el responsable de esta práctica es el Consorcio antigranizo, relacionado con las Comarcas y al que pertenecen l@s agricultor@s que además de incluirse en ella, quieran financiarla. Como su nombre indica, su función es valorar la necesidad de utilizar esta técnica en época de cosecha y evitar las consecuencias desastrosas de una fuerte granizada.
A pesar de su regulación existen muchas lagunas referidas a su utilización y a los beneficios que genera. Se habla de avionetas que disuelven las nubes dejando a su paso sequía y un producto químico, AgI, que afecta a la salud y al medio natural; se comenta que hay intereses económicos de empresas aseguradoras o turísticas, incluso agrícolas que hacen un uso partidista de la técnica provocando perjuicios a los cultivos vecinos.
Somos conscientes de que la Comarca del Aranda, por su característica ubicación dentro de la Ibérica, tiene una pluviometría que la clasifica como zona semiárida (250mm-500mm anuales*) Por otra parte, el cambio climático es un hecho y acarrea modificaciones en la regulación de lluvias y temperaturas, siendo la sequía una de sus consecuencias.
Sin duda alguna, nuestra intención no es participar en ninguna teoría conspiratoria, sino simplemente hacernos eco de un hecho que nos preocupa por formar parte del mundo agrario profesional y ser responsables de la conservación del medio natural y de la salud pública, como aplicador@s cualificad@s de productos fitosanitarios. No obstante, el 062 está a disposición ciudadana para informar de posibles irregularidades.
* Datos recogidos entre 2005-2017. Proporcionados por la Estación pluviométrica, ubicada en Brea de Aragón, gracias a la alumna de 2º de Grado Medio: Rocío Sanjuan.
Artículo publicado en el periódico de la Comarca (pág 21 del mes de abril)